sábado, 20 de agosto de 2016

Látigo de palabras

   Todo mi discurso es un látigo de palabras, todo mi escrito es catilinario hacia el mal-político de venezuela.
   Creador de todo mal, aún sin pensarlo ni proponérselo, el mal-político es autor de todos los desmanes en venezuela.
   Y nuestra vida llena de experiencias de dolor, provienen del maestro de la hipocresía : El mal-político. Creador y aumentador del malandreo en venezuela, con un delictual silencio ante el problema de la delincuencia que roba y mata en toda venezuela.
   Por ahora solo digo, el mal-político tiene la capacidad de reconocer la culpa en cualquiera, menos en sí mismo.
   Es lamentable que el corazón de un malpolítico, es un sepulcro vacío de emociones hacia el pueblo que lo eligió.
   Por eso el pueblo debe saber que la política es una tradicional traición de deberes, siempre en repetición histórica. Por eso es bueno leer la historia y ver que cambian los nombres, las circunstancias, pero la corrupción es eterna, como todos sus males de mal-político.
   Ser político es tener el amor como emblema y la corrupción como bandera escondida.
   
   


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