viernes, 21 de enero de 2011

Una raiz de guaritoto

Hubo una vez una familia con dos hermanos con una relación estupenda, compartían su ropa, iban al cine juntos y compartían mucho tiempo juntos; incluso practicaban el mismo deporte.
Una vez fueron de picnic con unos amigos y allí el menor de ellos encontró una novia, a medida que pasó el tiempo, los hermanos cambiaron algunos hábitos, pero seguían siendo excelentes amigos.
La nueva novia tambien venía a la casa y los fines de semana almorzaban juntos los tres. Un día el menor enfermó y tuvo que ser llevado al hospital por su mamà; la novia fué de visita como siempre y se encontró solo al mayor; hablaron de la enfermedad del más joven que no era nada grave y que dentro de varias horas estaría de regreso.
En la conversación a solas, la muchacha se dió cuenta del trato y amabilidad del hermano de su novio; ambos se encontraron viéndose y así transcurrió el tiempo.
Al llegar el enfermo la novia pudo observar ahora, la diferencia entre hablar con el menor y hablar con el mayor a solas. Pasaron los días y la muchacha no vino más, el enfermo aún en cama y el mayor a sus ocupaciones de estudio y deporte.
Al recuperarse de su enfermedad, fué a ver a su novia, quien le dijo que habían terminado; éste aceptó de buenas maneras. Ya pasado un mes, se dirigió al parque y su mayor sorpresa fué encontrar a su hermano mayor con su antigua novia. Saludó y siguió de largo.
Ya en su casa, culpó a su hermano por haber perdido su novia y hasta lo culpó de quitársela. Fueron varios meses que transcurrieron, cada quien por su lado.
Al cabo del quinto mes hicieron las paces y volvieron a su antiguo trato, al punto de ir los tres a ver un juego y el mayor era ahora el que tenía la novia que otrora fuera del menor. Se divirtieron, pasearon, gozaron juntos otras tantas veces y un día el mayor anunció que se casaba con la muchacha; el menor se retiró a su cuarto.
Ya llegada la noche el hermano fué a hablar con él y cuando le dijo de su nueva gran alegría, el menor le dijo: ¡No es justo, porque ella fué mía primero!
El mayor le refirió como habían sucedido las cosas y de como ella se había enamorado de él.
El más joven cegado por los celos y la rabia, refirió que cuando él había ido al hospital aquella vez, él le había quitado su novia y que eso no se lo perdonaría jamás, así fuera su único hermano.
Su hermano le dijo que las cosas no habían sucedido así. Y el menor lleno de odio le dijo: ¡No quiero que me hables más nunca en tu vida!
Pasó el tiempo y ya el menor era tío sin quererlo.El mayor que vivía desde hacía tiempo, en otro hogar fué a visitar a su mamá y creyó conveniente volver a hablar con su antiguo buen hermano.
Y el menor sin más le respondió: ¡Ya te dije que no quiero que me hables más nunca!
Oyendo éstas palabras lapidarias, el hermano mayor le contestó: ¡Está bien, no te hablo más, solo quiero decirte que tu guardas en tu corazón, una raiz de guaritoto!
Sucedierónse los tiempos y no se supo más de nadie.


Dedicado a : Keisi, Krizel, María Itriago.